Mi llegada a Calanda ha tenido muchos momentos con intensidades emocionales diversas. Nadie se sorprenderá si digo que todo lo relacionado con los tambores y la Semana Santa es de máximo vigor emocional. Pero en relación a este tema, hay algo muy particular, que he tenido el privilegio de experimentar gracias a mi condición de director del Centro Buñuel Calanda. Me refiero a poder compartir —un poco, solo un poco, demasiado poco diría yo— algunos momentos con los miembros de la cofradía Jesús Nazareno de Calanda. Ellos representan al resto de cofradías y al pueblo de Calanda en los eventos que la figura de Buñuel ofrece la posibilidad de participar, por lo que este dichoso encuentro no se debe a una elección personal, sino a una cuestión profesional.