La Cofradía Jesús Nazareno de Calanda te invita a conocer nuestro pueblo y sus tradiciones. Aquí tienes muchos artículos. Esperamos que los disfrutes.
Sed bienvenidos.
Punto de encuentro e información de la Cofradía y de la Semana Santa de Calanda
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Leyenda
La leyenda cuenta que en la primavera del año 1127, cuando los cristianos calandinos estaban celebrando los actos religiosos de la Semana Santa, ignorando que una tropa árabe se aproximaba para invadir la población.
En la casa de Buñuel
por su familia habitada,
alguien suyo me empujó
hasta la vieja baranda
“Desde aquí, Luis Buñuel,
siempre este día se asomaba”.
Los tambores, fenómeno asombroso, arrollador, cósmico, que roza el inconsciente colectivo, hacen temblar el suelo bajo nuestros pies. Basta poner la mano en la pared de una casa para sentirla vibrar.
La naturaleza sigue el ritmo de los tambores que se prolonga durante toda la noche. Si alguien se duerme arrullado por el fragor de los redobles se despierta sobresaltado cuando éstos se alejan abandonándolo.
Poco a poco, a medida que nos acercamos, un silencio estremecedor se apodera de la plaza. Miro a la derecha y por encima del enorme tambor que me hace sentir muy pequeña, veo el balcón de Buñuel y pienso en la niña de doce años que soñaba con hacer películas. Sigo siendo pequeña, sigo queriendo hacer películas pero ahora tengo una maza en la mano y cuando el alcalde baje la vara, tocaré con todas mis fuerzas para que todos toquen conmigo y juntos rompamos la hora, el aire, el tiempo: por la vida, por la muerte, por Buñuel, por todos nosotros. Allá vamos.
Cuatro glorias tienen las tierras y paisajes de Calanda que hacen que sus gentes se sientan más orgullosas, si cabe, de su propio orgullo. Y son: los tambores crugientes que rasgan el aire con su putuntúm al «romper la hora»; el melocotón tardío de allá para octubre; el milagro de Miguel Pellicer y el gesto adusto, irónico y sabio de… don Luis Buñuel.
Calanda es muy peculiar. Ahí, el fantasma de Buñuel está en todas partes. Para mí es el cineasta más grande de la historia del cine. Él y Hitchcock, pero él primero, según mis identificaciones con su cine. Estar en el pueblo donde nació Buñuel y además con ese delirio de los tambores, que se cuenta a cualquiera y no lo entiende… Hay que estar allí para ver cómo es esa catarsis colectiva. Siempre que puedo vuelvo a Calanda.