Es muy complicado encontrar a algún Calandino que en fechas previas a la Semana Santa no reconozca tener un cosquilleo en su estómago, es en el inicio de la Cuaresma cuando el ritual de abrir los armarios o acceder a los trasteros para sacar los tambores y bombos, revisar si están en perfecto estado y comenzar a ensayar, nos dice que ya comienza la cuenta atrás para los días más importantes del año.
No es ningún secreto decir que la tradición de tocar el tambor y el bombo, está muy arraigada en Calanda, se transmite de padres a hijos y, por ejemplo, poca gente se plantea no estar estos días en el pueblo. También pienso que el amor y la pasión con la que los calandinos intentamos mantener esta tradición es una de las claves por la que nuestra Semana Santa es conocida nacional e internacionalmente y año tras año la cantidad de visitantes aumenta y la mayoría piensa en repetir en el futuro.
