Hoy, un día 17 de marzo, en plena reclusión doméstica, os quiero escribir unas palabras de ánimo, pues me preocupa mucho la situación que estamos viviendo en estas fechas y más aún, porque ya estamos en plena Semana Santa, y para los que nos gusta tocar el tambor y para todos los calandinos en general, van a ser unos días muy tristes y para mi, que en 74 años siempre he tocado todos los viernes santos en la Rompida.
En este día que estoy escribiendo estas líneas y me tengo que parar de escribir… al pensar que este año no podré estar en la plaza con todos mis amigos y compañeros de toda una vida. Aunque estos últimos años para mi eran muy duros, cuando una vez en la plaza, en el mismo lugar de siempre, miraba a mi alrededor y echaba en falta a muchos amigos que desgraciadamente ya no están en su sitio de siempre.
Este año si no podemos tocar, en mi opinión, el “SILENCIO SERÁ MAS FUERTE QUE EL SONIDO”, porque para el pueblo y para todos los calandinos, ese silencio de los redobles de tambor y bombo sonarán más fuerte que nunca.
1970-2020 50 Años Cofradía Jesús Nazareno de Calanda La cuadrilla de Tomás Gastón en el concurso de Tambores de Híjar año 1968 Cuadrilla de Tomás Gascón en el concurso tambores Híjar año 1975 Ensayos durante los primeros años de la Cofradía a principio de los 70s Viaje Cuadrilla de Tomás Gascón a Teruel grabados por RTVE
Después de todo lo dicho, voy a contaros, que como ya sabéis, este año se cumple el 50 aniversario de la Cofradía del Nazareno, desde que fuese fundada por:
Tomás Gascón, Francisco Herrero, Manuel Dueñas, Gregorio Aznar, Gregorio Brumos, Ismael Brumos, Andrés Aznar, Blas Franco, José Gascón, Mariano Gayán, Miguel Luengo, Pascual Palos, Miguel Espada, José Quílez, Luis Magrazó, Miguel Magrazó.
Me viene a la cabeza cuando todas las noches quedábamos para ensayar, algo que venía haciéndose ya muchos años atrás, para formar cuadrilla y poder así participar en el concurso de tambores y bombos que tenía lugar en la localidad vecina de Híjar, que empezó a celebrarse en el año 1965. Para entonces dicho concurso tenía un carácter local, si bien, ante la poca participación durante los dos años primeros años, finalmente se decidió que fuese comarcal.
En un ensayo se habló de formar la cuadrilla con la intención de participar al año siguiente, es decir, en el año 1968. Ensayamos y finalmente nos presentamos al concurso, pero la verdad, es que al no habernos apuntado formalmente no pudimos concursar, pero nos vino bien, porque vimos como funcionaba el mismo. Aun así y ante nuestra presencia, nos dejaron tocar en “plan exhibición” y al terminar hubo muchos aplausos y emoción con nuestros toques.
Así que vuelta para casa, sin premio, pero en este viaje en el coche camino a Calanda, ya acordamos que al año siguiente haríamos bien unos arreglos en los toques que habíamos realizado este año para poder concursar. Así que ensayamos concienzudamente, unimos los toques siempre en circulo o corro porque de este modo veíamos al que marcaba la parada. Formada la cuadrilla, y camino ya del concurso, aun paramos en el salto de Híjar para realizar el último ensayo antes de llegar a dicha localidad.
Llegamos y la verdad que tocamos “de puta madre”, pero al parar, alguno se despistó y sonó un palillazo o bombazo y ¡Adiós, venga para casa!, Ese año ganó el concurso Alcañiz, esto es, en 1969.
Y vuelta a empezar y llegó el año 1970, y más ensayos, añadimos algún toque más y repetimos parada en el Salto de Híjar. Hicimos nuestra exhibición y al finalizar la misma, se hizo un silencio y a continuación, gran ovación y aplausos!!! En mi opinión, y si se me permite, creo que aún se recuerda. Y por supuesto, GANAMOS el Primer Premio para Calanda.
Y como no podía ser menos, acabamos ganando dicho premio durante cinco años más.
También recuerdo que para entonces ya eran muchas las llamadas que se recibían invitándonos a la cuadrilla a salir a tocar en Teruel, Zaragoza, y alguna otra localidad.
No os creáis que estos primeros años fueron fáciles, pero teníamos una gran ilusión y entre viaje y viaje, ensayo y ensayo y concurso y concurso, conseguimos sacar adelante el Paso, gracias a la ayuda de nuestras mujeres, que además de apoyarnos en todo, adornaban la peana del Nazareno con las aliagas, romero y ramos de olivo que nosotros íbamos a buscar al monte.
Los Tambores en RTVE Programa J.M. Íñigo «Directísimo» 1977 Viaje de los tambores de Calanda a Madrid en 1974 (Miguel Espada, Miguel Magrazó, Pascual Palos y Manuel Dueñas) Uno de los primeros viajes que una cuadrilla de tamborileros de Calanda realiza fuera del pueblo. De izda. a dcha: Andrés Aznar, “el tío Andres”, Paco Navarro, Delfín Sánchez, Juan José Franco, Tomás Gascón, Gregorio Brumos, Manolo Dueñas, José Antonio Zárate (Alcalde), José Quílez, Gregorio Aznar, José Antonio Gascón, Pascual Palos, Paco Herrero, Miguel Espada, Mariano Gayán, y Miguel Luengo. Agachados: Miguel Magrazó, Angel Milián, Blas Franco y Kiko Herrero
Y así se pudo conseguir lo que hoy es la cofradía de Jesús Nazareno. Había una buena semilla, buena gente, buenos tocadores de tambor y bombo, y buenos maestros. Con el tiempo todo fue mejorando, y yo me alegro mucho de que así sea. Creo que este es el sentir de todos lo que quedamos, y los que no están también se sentirán muy orgullosos.
Yo me siento muy orgulloso de que en la Cofradía pueda tocar con mis hijos y nietos, Tres generaciones Juntas!!!.
Esto no hubiera sido posible sin María, mi mujer, que junto con mis hijos siempre han estado apoyándome, pues últimamente, con los años que voy cumpliendo, no tenía muchas ganas de tocar, pero ellos sabiendo lo que era y es para mi el tambor, nunca han cesado en animarme y me han dado ese empujón que me faltaba.
Al final, siempre llego a la misma conclusión y es que me gusta mucho tocar el tambor, y la familia tira, pero también el Pueblo, el Ayuntamiento, la Cofradía, los Amigos, en una sola palabra, Calanda.
Por eso no me canso de agradecer a la familia, cuadrilla, amigos y a mi cofradía de haber podido disfrutar tanto tocando el tambor y el bombo. Recuerdo cuando empecé que había compañeros que tenían más de treinta años que yo, pero eso también ha cambiado, y ahora soy yo el que lleva los años en la “ mochila”.
Pero eso es lo que tiene el tambor, que todos, mayores y pequeños tocamos juntos unidos por el mismo sentimiento, forjando la amistad que permanecerá siempre.
Hombre!!!, no me puedo olvidar también, que en algunos ensayos de la cofradía a veces no se terminaba de tocar por diferencias entre nosotros, ya me entendéis, pero da igual, al día siguiente todos a ensayar otra vez como si nada.
También os quiero contar, que la esencia de lo que somos como cofradía y como calandinos, siempre fue conservar los toques antiguos, los de siempre, los que hemos transmitidos a lo largo de todos estos años, ni un palillazo más ni menos, y si salía alguno nuevo pues mejor, pero manteniendo la esencia.
Y os digo esto porque hace cinco años, con motivo del 50 Aniversario del Concurso de Híjar, me llamaron para ver si podía ir a un coloquio que hacían en dicha localidad, sobre lo que habían cambiado los toques en todos estos años.
Decidí asistir, pero para no ir sólo llamé a mi amigo Antonio Royo, para ver si me quería acompañar a dicho evento. Inmediatamente y sin pensarlo me dijo que si. Os digo una cosa, si Antonio Royo no existiera, habría que inventarlo, y es que a parte de ser mi amigo, siento gran admiración por él, pues con sus aciertos y errores, la verdad es que es una persona que vive y conoce muy bien la Semana Santa.
Después de dos horas de charla entre compañeros, sabéis lo que nos dijeron a los de Calanda ? Nos dijeron que nos envidiaban, porque en Calanda se seguían tocando los toques antiguos y ellos no podían salir a tocar por la noche, porque se perdían al no mantenerse los toques de siempre. Así que os podéis imaginar el orgullo que yo sentí, al decirnos estos compañeros que en Calanda seguía todo igual a pesar de los años.
Espero que os hayan gustado mis recuerdos, momentos, reflexiones y pensamientos que este día me invaden y que he querido compartir con vosotros y que he escrito con el mismo sentimiento que toco el tambor. Por supuesto hay más…
Por último también os quiero contar que como supongo os pasará a muchos, me “acojona” pensar en esta Semana Santa y sus silencios, esos de los que os hablé al principio, y que para mi serán:
Los momentos previos a Romper la Hora, ese silencio… se hace un nudo en la garganta y se piensan en muchas cosas y en muchas personas.
En la Iglesia, justo antes de salir las procesiones. Yo ahora no salgo en la cofradía, pero estoy siempre dentro y lo vivo igual. Justo cuando van a salir los pasos a la calle, ese silencio empieza al toque de tambores y cornetas, que marcan el comienzo de la procesión. Un palillazo de tambor y los nervios me hacen temblar, se me hace un nudo en la garganta, como cuando hace años era yo el que pegaba ese palillazo o marcaba el toque. Entre este momento y la entrada del toque por la banda, te sientes como en el aire. Y ya redoble y toque y a caminar…
Y por último, para mi el silencio más silencio. Después de haber tocado el tambor día y noche con familia y amigos, procesiones y demás, y almuerzo, casi sin darte cuenta estás de nuevo en la plaza el sábado. Al mismo lugar de siempre, al punto de partida, las mismas caras, las que están y las que no están, y tocas sin parar, con más emoción y sentimiento si cabe que antes, porque sabes que en un rato, en nada, sonarán las cornetas (en ocasiones no se oyen, o no se quieren oír), y tienes que seguir tocando hasta el final, aunque los brazos no te lleven y el corazón esté a punto de explotar.
Paras, y las piernas flojean, la cabeza pesa, el sudor, la boca seca… y llega.
Abrazos y lágrimas… Un año más, Y si Dios quiere ¡hasta el año que viene!. Y lloro, no sé si de alegría o de pena… alegría por los días que he pasado y de pena por mis amigos que empezaron conmigo y ya no están.
Nos vemos este año y el que viene, ¡si Dios quiere!
Miguel Magrazó Vallés
Miembro de la “Cuadrilla de Tomás Gascón” y fundador de la Cofradía Jesús Nazareno de Calanda.
