Cumplir 50 años una institución da derecho a entrar con toda justicia en los anales de la historia local, más si las personas que ahora la sustentan siguen con el vigor y entusiasmo que tuvieron  sus fundadores. Esto es lo que ocurre con la Cofradía de Jesús Nazareno de Calanda.

Con las perspectivas que hubo entonces, el camino que emprendieron un grupo de personas fue decidido y valiente, comprometido y  ejemplar. Tuvieron mucha fe y consolidaron un proyecto de gran transcendencia para el devenir de nuestra Semana Santa.

La tradición de antaño, que se vivía con gran austeridad,  no tenía ni por asomo la ostentación que existe hoy en día. En los años sesenta las celebraciones eran íntimas, familiares y con un matiz muy religioso. La cuadrilla, compuesta por parientes y amigos, formaba la base popular de la percusión. El pueblo vivía anquilosado, con la memoria de una triste posguerra y la pérdida de la población, al emigrar muchas familias a Cataluña en busca de un futuro mejor. En esa época el turismo no existía y nuestra Semana Santa no era noticia en ningún medio de comunicación.

Aquellos años la tradición tuvo que batallar frente a una peligrosa moda,  como fue  el color de la túnica, que no sabemos si por la  falta de telares o porqué, el morado estuvo amenazado por el color negro que portaba un grupo cada vez más creciente de percusionistas. A las juntas coordinadoras de entonces les tocó bregar mucho para lograr la  disciplina en la uniformidad, los cocoteros tuvieron trabajo imponiendo la obligatoriedad del tercerol en las procesiones y  vestir dignamente  el hábito morado con rigor penitencial.

En la rompida en la plaza de la Hoya solo estaban un centenar  de participantes y el final, a las 10 de la mañana  que no era festivo, muchos tamborileros dejaban de tocar por ir a trabajar. Eso sí, el Viernes Santo por la noche, salía todo el mundo. En las horas nocturnas y como no era obligatorio  vestir la túnica, existía mas permisividad. Ya empezaban a tocar las mujeres y los bares estaban abiertos hasta las siete de la mañana que salía la procesión de Santo Entierro. Había muchas recenas y toda la noche el trasiego de cuadrillas estaba asegurado.

1966- El eqipo de rodje del documental Calanda. En el centro semitapado Juan Luis Biñuel
1966- El eqipo de rodje del documental Calanda. En el centro semitapado Juan Luis Biñuel

En 1963 Buñuel, tras un largo exilio, regresa a España y en 1966 le encarga a su hijo Juan Luis filmar un documental sobre la Semana Santa de su pueblo.

En 1967 el director de cine Carlos Saura rueda en Calanda escenas para su película Peppermint frappé, cuya protagonista principal, Geraldine Chaplin, se cuelga un bombo en la noche de Viernes Santo, acompañando en el toque a varias cuadrillas del pueblo.

1967. Geraldine Chaplin
1967. Geraldine Chaplin

Y a partir de  ese año  cambió todo.  

Recuerdo muy bien aquel tiempo. En esa época el director del periódico de Zaragoza “El Noticiero”, me nombró corresponsal del diario en Calanda;  años más tarde colaboré en “Heraldo de Aragón” y un poco después, Radio Zaragoza que disponía una red de corresponsales por toda la región me invitaron a llevar la corresponsalía de Calanda. Participaba en un programa de la tarde que se llamaba Aragón, dirigido por los populares locutores Conchita Carrillo y Plácido Serrano, donde los martes y viernes,  tenía una breve conexión por teléfono para informar del acontecer local. Como era normal todas las noticias que emanaban de la Semana Santa merecían por mi parte una atención especial. A la prensa les mandaba las informaciones escritas por correo.

Me acuerdo que en torno a Tomás Gascón se formó una cuadrilla de excelentes tamborileros. Eran una veintena que dominaban todas las técnicas de interpretación. El grupo lo componían expertos redobladores, donde existía una  buena relación y armonía. El primer año que fueron al concurso de Híjar, en 1969, obtuvieron el primer premio. El  segundo año también ganaron. El grupo, maravilló a la gente por la gran concentración y la finura con que interpretaron  todos los redobles.

Recuerdo que esta cuadrilla, que ya empezaba a conocerse fuera de nuestro pueblo, ensayó un toque nuevo que consistía en enlazar los redobles tradicionales. Fue un acierto y la partitura quedó para la posteridad. El grupo le puso de nombre la sinfonía.

En 1970 mosén Roberto Gracia rogó a ese grupo de tamborileros que sacaron el paso de Jesús Nazareno que llevaba unos años aparcado en un rincón de la iglesia. Fueron los primeros eslabones de la formación de la Cofradía, cuyo primer hermano mayor recayó en la persona de Andrés Aznar Bosque, el tío Andrés.

El que esto escribe frecuentaba la amistad con los hermanos fundadores de La Cofradía, proporcionándome una importante fuente de noticias que me servían para enviar las crónicas de corresponsalía hasta los periódicos de Zaragoza  y para el diario Lucha, que cambió el nombre por Diario de Teruel.

Recogía infinidad de noticias. El interés de las autoridades de la época por conocer la Cofradía, el estudio de los estatutos, los viajes programados que fueron muchos, la temporada de los ensayos, las novedades de las cajas de percusión,  el funcionamiento de la escuela del tambor,  las tallas de la peana, los proyectos y todas las innovaciones del Nazareno, me servían para escribir artículos cortos, dando continuamente información relativas a los preparativos de la Semana Santa.

Eran los tiempos en que el artesano Gascón fabricó un bombo más voluminoso de lo normal que le puso de nombre Urtain, como el boxeador vasco de la época, porque requería tocarlo con mucha energía. También del mismo taller salieron los célebres maradonas que fueron los tambores de plástico con bordonera interior, todo un invento en su fabricación y que mejoraban su sonoridad, aparte de que  sus parches resistían muy bien los cambios climatológicos y no perdían su afinamiento con la lluvia.

Construyendo el bombo URTAIN en la antigua Alcoholera,
Construyendo el bombo URTAIN en la antigua Alcoholera,

En esos años, y siendo hermano mayor mi amigo y quinto, Pepe Roig, ingresé como hermano en la Cofradía.  Las novedades de la hermandad, así como el resto de noticias que me iban dando por otros conductos,  me ayudaban a redactar las crónicas que las remitía todas las semanas.

A primeros del año de 1973 me avisaron de que subiera al taller de ebanistería de José Gascón. Lo llevaban en secreto pero allí la Cofradía estaba fabricando un bombo de gran envergadura.  Pesaba 130 kilos, medía dos metros de diámetro, y para tensarlo utilizaban 56 metros de cuerda. Fue necesario construir un armazón con ruedas para poder transportarlo. Los parches los aportó un peletero valenciano y eran de becerro argentino. Este bombo, costeado por el Ayuntamiento,  sería colocado en la plaza para que lo tocaran con unas enormes mazas cuantas personas quisieran.

A toda prisa mandé un artículo a los medios de comunicación con el siguiente titular: Calanda está fabricando el bombo más grande del mundo.  La noticia la rebotaron de Zaragoza a toda la prensa nacional y tuvo un impacto global.

Y al año siguiente, en 1974, otra información que  tuve la suerte de comunicar  a los medios, el Nazareno estaba invitado a participar en TVE en el programa Directísimo que gozaba de una gran audiencia. Viajé con la expedición a Madrid y el director José María Iñigo me entrevisto durante la emisión del mencionado programa.

Otra vez Calanda estuvo en el centro de atención nacional y la propaganda que se hizo  en torno a la actuación en televisión de la Cofradía fue muy notable.

1974. José María Iñigo, entrervistndio a Paco., en el programa Directisimo-
1974. José María Iñigo, entrervistndio a Paco., en el programa Directisimo-

Nuestra Semana Santa empezó a ser famosa fuera de nuestra Comunidad. La gente del cine, como decían entonces, frecuentaron el pueblo tratando de averiguar de dónde procedía la inspiración de Buñuel. Llegaron periodistas especializados en estudiar las costumbres populares. El ayuntamiento, conocedor del eco que los tambores tenían en la radio, prensa y televisión, empezó a invitar a romper la hora a la autoridad política del momento o algún célebre cineasta.

Los medios en los  que colaboraba, ampliaban las noticias que les mandaba, con comentarios de sus bases de datos, sobre la historia de nuestros tambores, sobre los personajes más ilustres hijos de la Villa, sobre la importancia del melocotón en la agricultura y sobre otras cuestiones de actualidad. En el tiempo en que estuve de corresponsal, hasta 1998, la dirección de los periódicos y de Radio Zaragoza, tuvieron siempre la deferencia de publicar los artículos que remitía  en las cabeceras de las páginas de información regional.

Y así  fueron transcurriendo muchos años de contacto permanente con la Cofradía. Luego aunque ya no enviaba noticias desde Calanda, porque con la llegada de internet evolucionaron  mucho los medios de comunicación y suspendieron las corresponsalías, siempre mantuve, como hermano de la Cofradía, una estrecha relación con el Nazareno. Primero de costalero, veinte años,  hasta que me relevó mi hijo. Y ahora, con otros dos penitentes, cerrando el espacio que ocupa la Cofradía en los desfiles procesionales.

Siempre he sentido el apoyo del Nazareno en estos cincuenta años,  tanto con la información que me prestaban, como con  el apoyo que he recibido en momentos puntuales relacionados con la Semana Santa. He tenido el privilegio de compartir con tres compañeros toda la alegría y orgullo por sumar los cuatro títulos de Tambores Nobles que tiene la Cofradía. Primero con el recordado el tío Andrés, luego con el legendario Tomás Gascón y últimamente con Juan Herrero, actual hermano mayor, trabajador incansable de nuestra Hermandad.

Lo importante en todos estos años ha sido ver el crecimiento del Nazareno, como iban incorporándose nuevos hermanos, como aumentaba la cuadrilla tocado el tambor, como se ampliaban los lazos de amistad entre todos, acabado siendo una gran familia.

Me acuerdo de los primeros almuerzos de Sábado Santo en la cochera de Andrés Aznar,en la calle San Antonio. Al principio no estábamos más de treinta pero llegó un momento en que ya no cabíamos. Se traslado luego el almuerzo a la cochera de Ángel Milián, que ya era hermano mayor, y con el tiempo también se hizo pequeña. Desde hace unos años estamos en los locales de la Peña Taurina y a este paso ya resulta insuficiente para reunir a toda la Cofradía, pues nos juntamos más de cuatrocientos hermanos.

Instantanea atípica. Juan Herrero tocando el tambor en la procesión del Pregón. Delante su primo, José Miguel Frnco,Miguel Magrazó y Paco-
Instantanea atípica. Juan Herrero tocando el tambor en la procesión del Pregón. Delante su primo, José Miguel Frnco,Miguel Magrazó y Paco-

Por todos estos motivos los 50 años  que ha cumplido el Nazareno los he vivido, en muchos aspectos, con una gran intensidad, al principio con los primeros, sus fundadores, y después con el relevo generacional, también maestros en el buen redoblar.

Con los antiguos, cuando se escriba la segunda parte del  libro el  Sueño de los tambores, habrá que dedicarles un apartado especial, porque se les recordará siempre como tamborileros legendarios, que nos trasmitieron muchos valores en torno a la percusión, aunque quizás, el más importante fue la implicación que tuvieron preservando nuestra tradición.

Paco Navarro.


Los fundadores:

  • Francisco Herrero
  • Manuel Dueñas
  • Gregorio Aznar
  • Gregorio Brumos
  • Ismael Brumos
  • Andrés Aznar
  • Blas Franco
  • José Gascón
  • Mariano Gayán
  • Miguel Luengo
  • Miguel Magrazó
  • Pascual Palos
  • Miguel Espada
  • José Quilez
  • Luis Magrazó


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