Como casi todos los calandinos, uno lleva muy dentro la Semana Santa, el tambor y el bombo, como se suele decir desde la cuna. Mis primeras fotografías con la túnica morada son de 1966. Ya tocaba mi pequeño tambor de piel junto a mi padre, y donde ya estaba por allí Juan con su bombo. Ahora ya también y desde pequeñita con mi hija Patricia, y por supuesto todas las Semana Santas a Calanda.
En 1970, justo el año de la fundación de nuestra cofradía, mi familia se trasladó a vivir a Zaragoza. Al estar fuera no pudimos participar tan intensamente en estos primeros años como nos hubiera gustado. Eso sí, cada Semana Santa siempre tocábamos el tambor con la cuadrilla del Nazareno, pues de ésta eran cofrades los amigos y la familia, y eran (y son) los que más pasión ponían a la hora de tocar.

Fue a principio de los años 90 cuando empecé a participar más activamente en la cofradía y a sentirme más involucrado con ella. En las procesiones estuve en la banda de tambores y bombos durante varios años. Después portando un farol de fuego acompañando al estandarte, y llevando éste siempre que por algún motivo hiciera falta. Actualmente tengo el honor de llevar el estandarte que abre nuestra cofradía en las procesiones de la Soledad y del Entierro, y aun sigue existiendo ese cosquilleo en el estómago antes de salir.