Como casi todos los calandinos, uno lleva muy dentro la Semana Santa, el tambor y el bombo, como se suele decir desde la cuna. Mis primeras fotografías con la túnica morada son de 1966. Ya tocaba mi pequeño tambor de piel junto a mi padre, y donde ya estaba por allí Juan con su bombo. Ahora ya también y desde pequeñita con mi hija Patricia, y por supuesto todas las Semana Santas a Calanda.

En 1970, justo el año de la fundación de nuestra cofradía, mi familia se trasladó a vivir a Zaragoza. Al estar fuera no pudimos participar tan intensamente en estos primeros años como nos hubiera gustado. Eso sí, cada Semana Santa siempre tocábamos el tambor con la cuadrilla del Nazareno, pues de ésta eran cofrades los amigos y la familia, y eran (y son) los que más pasión ponían a la hora de tocar.

José Miguel Leal Cros - Semana Santa de 1966 bajando por la calle San Roque
José Miguel Leal Cros – Semana Santa de 1966 bajando por la calle San Roque

Fue a principio de los años 90 cuando empecé a participar más activamente en la cofradía y a sentirme más involucrado con ella. En las procesiones estuve en la banda de tambores y bombos durante varios años. Después portando un farol de fuego acompañando al estandarte, y llevando éste siempre que por algún motivo hiciera falta. Actualmente tengo el honor de llevar el estandarte que abre nuestra cofradía en las procesiones de la Soledad y del Entierro, y aun sigue existiendo ese cosquilleo en el estómago antes de salir.

Todos los años, al empezar los ensayos y cuando el trabajo me lo permite, los viernes me desplazo hasta Calanda, yo solo, o con Pablo Bosque y Carlos Guallar. Disfruto estando un rato tocando el tambor con mi gente y calentando la amistad. Un bocado y vuelta a Zaragoza. El hecho de vivir fuera es un obstáculo para poder implicarme todo lo que me gustaría.

Siempre que nuestra cofradía tiene que representar a Calanda en algún evento, allí procuro estar colaborando con ella. Tengo la gran suerte de poder coger días sueltos de vacaciones, o a veces cambiar turnos de trabajo para poder acudir donde sea necesario. Vale la pena, pues he vivido momentos indescriptibles gracias a la cofradía, donde la emoción ha estado a flor de piel. Han sido muchos los lugares, pero recuerdo muy en especial la actuación de Calanda en las Jornadas Nacionales de 2014 en nuestro pueblo, donde tuve el honor de participar, o las sensaciones espectaculares que sentí en la gala de los premios Goya de 2016.

Pero volvamos al verano de 1994, no recuerdo muy bien como fue, pero en una conversación con Juan, decidimos preparar ese año una tarjeta de Navidad para felicitar en esas fechas a todos los cofrades, aprovechando que yo trabajaba en una imprenta y me dedicaba en parte al diseño gráfico y, además esto era una cosa más que aportar a nuestra cofradía.

José Miguel Leal Cros Con su hija Patricia
José Miguel Leal Cros Con su hija Patricia

Parece que la idea cuajó y a partir de entonces la hemos ido preparando todos los años. Después del verano, hay que empezar a preparar fotos, motivos, textos…, pensando: ¡A ver este año qué ponemos y cómo organizamos la felicitación de Navidad! Se pasan buenos ratos preparándola hasta que todo encaja en su sitio.

Unas veces habrá sido más original, otras más clásica, o habrá sido de más o menos agrado, pero lo que es cierto, es que siempre la he preparado con ilusión y ganas, sintiéndome orgulloso de poder participar también de esta manera.

Veinticinco Navidades después, la tarjeta de este año tenía que ser un tanto especial, porque coincide con el 50 aniversario de la fundación de nuestra cofradía. Se me ocurrió que se podía celebrar poniendo unos textos en color oro en la portada y creando un logotipo diferente para esta ocasión. Está hecha con la misma ilusión que todas las demás… o quizás ésta, con un poquito más.

Gracias a todos por permitirme tener esta satisfacción.

Un fuerte abrazo.

José Miguel Leal Cros

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