En el año 2014, Calanda organizó las XXIX Jornadas Nacionales de Exaltación del Tambor y el Bombo. Desde el Consorcio Nacional eran ya muchos los años, que solicitaban, por medio de su presidente D. Antonio Mesa, a nuestro municipio, la organización de dichas jornadas. Por unas ú otras circunstancias Calanda nunca había sido sede de este evento. Es José Ramón Ibáñez, como Alcalde, y con el apoyo de  todos los grupos políticos de nuestra localidad, los que hace dos años dan una respuesta afirmativa a la propuesta del Consorcio.

A partir de entonces tocaba ponerse a trabajar en la organización y preparación de dichas Jornadas. Y un año antes de su celebración se forma la Comisión Organizadora de las mismas. Comisión de la que formé parte, y que comenzaba a trabajar con la inquieta tranquilidad que suponía afrontar semejante reto, a sabiendas de la complejidad del mismo, pero con la experiencia de algunos miembros de la comisión, de que esto se podía y debía celebrar, de una vez por todas, en nuestra localidad.

¿Cuál fue nuestra primera misión como comisión organizadora? Quizá la más importante: Convencer a todos aquellos incrédulos, y no muy convencidos, de que lo que se iba a celebrar era una gran fiesta “profana” en torno al tambor y el bombo. La Semana Santa, nuestra Semana Santa, era otra cosa. El boca a boca y las redes sociales comenzaron a dar voz a la Comisión. Se pedía comprensión y aceptación para otras tradiciones, otras vestimentas y otro vivir y sentir la fiesta del tambor y el bombo. Gentes de 21 municipios españoles iban a llegar a Calanda y nos traían lo mejor de cada uno de ellos. Porque  si había una cosa segura, ésta era que la gente estaba deseosa de venir ¡por fin! a Calanda.

Y Calanda y sus vecinos, una vez más, respondieron unánime, positiva e increíblemente bien a la llamada. Asociaciones y particulares se volcaron  ayudando en el desarrollo de las Jornadas.

Un año más tarde y recordando aquellos 21, 22 y 23 de marzo, me siento orgulloso de ser calandino. Podría enumerar todos los actos que se celebraron. Todos ellos fueron una muestra del compromiso y buen hacer de los/as calandinos/as y por eso los visitantes así nos lo hicieron saber, felicitándonos por el desarrollo de los mismos. Recepción de delegaciones en el Pabellón Polideportivo, recepción de autoridades en el Centro Buñuel, Acto oficial del pregón en el Pabellón Multiusos, la concentración de tamborileros en la Plaza de España, el desfile multitudinario (la marea morada invadió las calles de la localidad) y posterior Romper la Hora en la Plaza de España. Y he dejado para el final el Acto de Exaltación, también, en la Plaza de España. A pesar del mal tiempo, en un incomparable marco, las cuadrillas de los pueblos mostraron lo mejor de cada uno de ellos. Sin embargo quiero hacer hincapié en la actuación de la cuadrilla de Calanda. Tengo el honor de haber formado parte de ella en alguna ocasión y sé lo que se siente tocando con ese grupo de gente en actos importantes, sin embargo lo vivido en Calanda aquel 22 de marzo fue otra cosa. Tuve el privilegio de estar cerca de ellos durante su actuación y puedo asegurar que el ambiente que se respiraba encima de aquel escenario era distinto al de otras veces. Tocar en Calanda y con la plaza de España a rebosar no es fácil. Y sé, porque los conozco a todos ellos, que a pesar de la responsabilidad, disfrutaron, como nunca, de un momento mágico e irrepetible. Y la Sinfonía sonó como nunca otra vez lo hizo.

Termino. Posiblemente las Jornadas de Calanda marquen un antes y un después. Calanda cumplió, con creces, a las expectativas que se habían puesto en ella, por eso, una vez más y no me cansaré de repetirlo, ser calandino es un privilegio y me hace sentir orgulloso de ello. Calanda nunca falla.

 José Miguel Asensio Membrado

(Las fotografías de las Jornadas Nacionales han sido cedidas por Laura Castel del grupo  «La COMARCA»)

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