Mi sentimiento calandino, forma parte de mi ser. Desde que mi infancia transcurrió por el añorado barrio de la cantarerías en compañía de mi abuelo Manuel el Quiquín y mi abuela Isabel la Parreta. Las dos manifestaciones más importantes de la tierra baja siempre fueron la jota y nuestra tradición tamborilera. En ese ambiente crecí y forman parte de mi vida.
Llevar el nombre de Calanda por todos los rincones de nuestra geografía, ha sido y será el adn para muchos de los que formamos parte de la tradición de nuestro pueblo desde hace años.
